No conozco a otras madres solteras que eduquen en casa en España. Sí que conozco a algunas madres separadas de padres más o menos responsables. Padres que pagan una pensión a sus hijos y que se hacen cargo de ellos los fines de semana y en vacaciones. Yo no tengo nada de eso.
¿Se puede educar en casa estando sola? Sí, se puede.
¿Es fácil? No, pero creo que tampoco es fácil educar en casa en pareja.
La pregunta recurrente es: ¿cómo te organizas para poder trabajar?
Bien, lo primero es examinar tus prioridades. Ver dónde puedes reducir gastos, aumentar ingresos y sobretodo, conseguir tiempo. ¿Necesitas comer fuera dos veces por semana? ¿Necesitas irte de vacaciones a Canarias todos los veranos? ¿Puedes conseguir una vivienda más barata de la que tienes ahora? ¿Puedes conseguir un coche que consuma menos? ¿Puedes reducir la factura de tu teléfono?
El asunto del tiempo pasa, en primer lugar, por dormir lo justo y necesario. Ni más, ni menos. Dormir menos de lo necesario puede resultar muy contraproducente. ¡Necesitamos energía!
Una también tiene que ser consciente de con qué ayudas reales cuenta. Yo tengo a mi madre, a mi hermano, a mis tías, alguna amiga y, además, tengo la inmensa suerte de contar con otras tres familias homeschoolers muy cerca de casa. Sin esa red de apoyo, no podría hacerlo. Así que, a todos ellos, GRACIAS.
Si trabajas por cuenta ajena, tendrás que coordinar tus horarios con los de la gente que pueda hacerse cargo de tu hijo.
Si trabajas por cuenta propia ¡enhorabuena! Eres tu propia jefa y, por tanto, puedes organizarte como más te convenga. Nadie dice que sea fácil pero, en mi opinión, vale la pena. Trabajar pocas horas utilizando todos los recursos disponibles para optimizar el tiempo; trabajar desde casa (pero ¡cuidado! no estés todo el día trabajando en casa y dejando de atender a tu hijo... para eso, quizás sería mejor que fuera al cole).
La monomaternalidad tiene una gran ventaja: las decisiones familiares las tomo yo sola, no tengo que discutir ni pactar con nadie, el niño no tiene dos referentes que quizás a veces tendrían criterios contradictorios. Tenemos libertad y eso no tiene precio. No tengo que someterme a las reglas del matrimonio. No tenemos que adaptarnos a nadie más que a nosotros dos. Podemos comer una pizza a las 11 de la mañana o cenar crepes de chocolate a las 12 de la noche, si eso es lo que nos apetece. Tenemos una vida real y no la vida fake que tienen muchas parejas... Ahora iba a decir aquello de "que nadie se me ofenda" pero en realidad creo que quien se pica, ajos come.