Antes, cualquiera se atrevía a pararme por la calle y soltarme un sermón sobre por qué le estoy haciendo un daño a mi hijo no llevándolo al cole y que cuándo lo iba a llevar. Me sometían a un interrogatorio para ver cómo iba a hacer amigos el niño y cómo iba a sacarse la ESO, o a ir a la universidad o para comprobar si yo estaba lo suficientemente preparada y cualificada para "darle clase". Pero, claro, es que yo no le "doy clase". Oh, y también me decían que es ilegal no escolarizar.
Pero ahora la gente ya no se atreve. O no tanto, al menos. Ahora he escrito un libro, he salido en el periódico, en el Blog Alternativo, en la Cadena Ser y hasta en la tele. En una tele nacional, nada menos. Además, tengo más de 200 fans en Facebook. Y no olvidemos que soy abogada. Supongo que todo eso impone bastante respeto.
Pienso que la gente, al menos, se está volviendo diplomática. O falsa. Que, para el caso, viene a ser lo mismo.
También pienso que habrá quien se ofenda al leer este post, porque este blog se publica automáticamente en mi muro de Facebook y, claro, en mi Facebook tengo un montón de paisanos agregados. Algunos piensan que hablo mal de ellos (una vez hubo uno que incluso imprimió determinada entrada de este blog y la paseó por ahí para demostrar que yo hablaba mal de cierta gente...). Otros piensan que con este blog, con mi libro y con mis artículos pretendo convencer a la gente de que yo estoy en lo cierto y de que los que escolarizan se están equivocando. Ciertamente, no comprendo qué hace gente como ésa leyendo un blog como éste.