No me gusta el fútbol y no me gustan los álbumes de cromos; ya podéis imaginar cuánto me gustan los álbumes de cromos de fútbol.
No obstante, cuando vi el álbum de la Liga BBVA de Panini pensé que quizás a Damián podría gustarle. Además, como es Blue, podía conseguir 300 cromos de golpe. Me resistía a hacerlo porque pensaba, creía saber, que lo divertido de los álbumes de cromos es la dificultad en conseguirlos, la inmensa alegría de conseguir que tus padres te compren un sobre de cromos después de mucho rogar y negociar, ver cómo los vas consiguiendo poquito a poco y cómo te vas acercando al final.
Así que tenía mis dudas, no sabía si debía aprovechar la promoción o no; tampoco sabía si a Damián le iban a gustar; al fin y al cabo, no conoce ni los equipos ni los jugadores. Pero mi hermano me hizo caer en la cuenta de una obviedad. Me dijo: "¿No eras tú a la que le gusta tanto el unschooling y el interest-led learning? Los cromos no dejan de ser pegatinas, es una actividad como otra cualquiera y, además, es un excelente recurso para el desarrollo de la motricidad fina".
¡Duh!