El otro día, Damián durmió en casa de mi tía.
Por la mañana, acompañó a otra tía a llevar a mi prima (de 6 años) al cole.
Cuando fui a buscarle, me lo encontré con cara de susto y pensé que algo había sucedido. Mi tía me insistió en que había ido todo bien, así que pensé que, a lo mejor, era que había dormido poco.
Esa misma tarde, me encontré con una maestra de infantil que me contó (como si fuera la ocurrencia más divertida del mundo) que, al ver a Damián a la puerta del cole, le había preguntado ¡¡¡si quería entrar y quedarse!!!
Entonces comprendí la cara de susto que traía el niño por la mañana...
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