lunes, 31 de mayo de 2010

domingo, 30 de mayo de 2010

Cuando el cole empieza y termina en casa - Artículo en La Tribuna de Ciudad Real



A pesar del título -que no me gusta porque da una imagen de algo muy cerrado- el artículo está francamente bien. Creo que han captado la esencia del homeschooling y que Mari Cruz y Jose María pueden sentirse contentos y orgullosos.

Me quedo con este párrafo:

La conclusión para ambos es sencilla: «La clave está en acomodar la vida laboral a tus hijos y no al revés». La escuela, declaran estos padres, «es, sin darnos cuenta, una generadora de los horarios, de las relaciones, del ocio y cuando sales de allí te das cuenta del poder que ejercía sobre ti». José María entiende que no hacen nada distinto a lo que el resto de padres, teniendo en cuenta que la mayoría tiene que repasar después con sus hijos las tareas en casa. «Cuando Pablo salía del colegio yo tenía luego que dedicar toda la tarde a ayudarle y el niño al final llevaba una jornada laboral mayor que la de un adulto. No es entendible», afirma. No en vano, y lejos de criticar posturas, defienden a aquellos padres que deciden escolarizar a sus hijos, lo que no entienden es que no se planteen «ni por asomo» que existen otras alternativas. 


El artículo completo está aquí.

¿Hasta cuándo?



Voy a generalizar, aunque conozco los peligros que conlleva.

¿Qué piensas hacer? me preguntan. Y lo preguntan convencidos de que ya conocen la respuesta.


Algunos creen que en septiembre Damián empezará P5; lo que "le toca".


Otros piensan que voy a esperar hasta Primero de Primaria, porque yo siempre insisto en que la ley dice que la escuela infantil no es obligatoria.


Y otros, que creen conocerme mejor (o que tienen ganas de carnaza para sus momentos de cotilleo) esperan que les conteste algo así como "¡Nunca jamás! ¡Líbreme Dios! ¡Antes muertos que escolarizados!". Éstos se llevan un chasco, porque yo les digo que Damián irá al cole cuando quiera, si es que alguna vez quiere. Ellos suelen confundir el "cuando quiera" con el "cuando lo pida", que no es lo mismo aunque puede sonar parecido. Los niños a veces piden cosas que no quieren, no me preguntéis por qué, porque no tengo ni idea, pero lo hacen. De todos modos, sinceramente digo que me sorprendería muchísimo que me pidiera ir al cole.


Algunos se (me) preguntan por qué este empecinamiento "mío" en no llevarle (todavía) al cole. Bien, me gustaría que no olviden que el niño tiene un muy mal recuerdo de su experiencia escolar. Y hay cosas que no se olvidan tan fácilmente.


Así que la respuesta al "¿hasta cuándo?" es un "ya veremos".










martes, 25 de mayo de 2010

Martes Musical

Nos saltamos una página o dos... años después, ¿sigue encajando el zapato en el pie de Cenicienta?


martes, 18 de mayo de 2010

El castillo

Este lo vimos en Art Attack y nos encantó. En mi opinión, nos faltó pintar la puerta y las ventanas. Damián dice que no, que en este castillo ni vive ni va a vivir nadie, así que no necesita puerta ni ventanas.


Lo tenemos puesto en el hornillo, de decoración. Y queda bastante tétrico, porque está cubierto de hollín. Así es nuestra casa: improvisada y poco convencional.

Mañana, más.

lunes, 17 de mayo de 2010

¿Leer?



Me preguntan si Damián lee.

Lo cierto es que no puedo decir con seguridad si lee o no, ni cuánto lee ni cómo lee.

Sé que, cuando quiere y le interesa, lee palabras que ya ha visto antes o descifra palabras nuevas si son cortas. Pienso que, si es capaz de escribir palabras como "peligroso" o "dinosaurio" sin copiarlas ni preguntar, también debe ser perfectamente capaz de leerlas.

Solo que, de momento, la lectura no parece interesarle mucho.

Todo lo que hemos hecho ha sido:


Y, sí, creo que sabe leer. Pero no puedo demostrarlo. Ni me interesa, a decir verdad ;-)





viernes, 14 de mayo de 2010

El susto



El otro día, Damián durmió en casa de mi tía.

Por la mañana, acompañó a otra tía a llevar a mi prima (de 6 años) al cole.

Cuando fui a buscarle, me lo encontré con cara de susto y pensé que algo había sucedido. Mi tía me insistió en que había ido todo bien, así que pensé que, a lo mejor, era que había dormido poco.

Esa misma tarde, me encontré con una maestra de infantil que me contó (como si fuera la ocurrencia más divertida del mundo) que, al ver a Damián a la puerta del cole, le había preguntado ¡¡¡si quería entrar y quedarse!!!

Entonces comprendí la cara de susto que traía el niño por la mañana...
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